Nació en Oñati en1859.
Aprendió los secretos del oficio de confitero /chocolatero en Vitoria.
Elaboraba ricos chocolates y exquisitos bombones artesanales, muy apreciados por su clientela.
Era propietario del obrador y tienda llamado “Confitteruena”
Oñati es conocida como la Villa Chocolatera. No en vano ha habido un vínculo muy especial y ha dejado una honda huella, tanto por la actividad elaboradora como por el consumo desde hace 500 años hasta nuestros días. Es una peculiaridad que no se da en la geografía del entorno.
Hacia 1550 Juan Fénix de Zabala vecino de Oñati, médico personal de Carlos I, degustó seguramente por vez primera el chocolate, recién traído tras la conquista de América y con Felipe II otro oñatiarra, Miguel Martínez Biaín, fue confitero chocolatero.
Habiéndose creado la Universitario en Oñati en 1549, los estudiantes, gente de familias con fortuna, promovieron el consumo y por tanto la necesidad de elaboración.
Los representantes de la iglesia, conventos etc. aceptaban de buen grado la costumbre de consumo de chocolate.
Con el tiempo, todas las capas sociales fueron consumidoras del preciado producto, adquiriéndolo inicialmente en las boticas y más adelante en los propios obradores.
Los sistemas o técnicas de fabricación han ido evolucionando con el tiempo. Hasta el siglo XIX-XX el método de molido que se utilizaba se llamaba de brazo, triturándose las semillas con un rodillo sobre una piedra curva. En ese tiempo se contabilizan en Oñati unos 30 productores.
La técnica se perfeccionó con el molino de rodillos cónicos con un contrapeso encima, que a su vez giraba sobre una piedra y era accionado por animales a través de una polea.
Más tarde y con el advenimiento de la industrialización, surgieron en la población marcas muy conocidas en toda España, como Guereca, Onena, Maiztegui, Orbea, Loyola, Zahor, etc.
Hoy en día, esta última marca, fusionada con el grupo Natra, mantiene una importante planta de producción de chocolates y bombones.